«El silencio no tiene límites para mí, los límites los pone la palabra.» Marcel Marceau
Vivimos inmersos en un mundo ruidoso de interrupciones constantes pero cuando iniciamos una sesión de coaching es aconsejable romper el frenético ritmo de nuestra vida cotidiana.
El coaching ayuda a que las personas obtengan resultados extraordinarios y para ello el cliente profundiza en su auto-conocimiento buscando posibles alternativas. En este trabajo, el silencio es esencial.
El silencio en una sesión de coaching es acogedor, cálido, positivo y crea un entorno de trabajo provechoso en el que el cliente puede buscar, explorar, reflexionar y escuchar con claridad sus pensamientos.
Pero estamos acostumbrados al bullicio. Esto hace que en ocasiones el silencio nos resulte un extraño compañero y tratemos de evitarlo sin antes valorar lo productivo que pueden resultar esos instantes de reflexión.
Mi labor como coach es facilitar el logro de objetivos y para ello debo permitir disfrutar a mi cliente de una búsqueda relajada de ideas y posibles alternativas, así que, la próxima vez que sienta deseos de romper el silencio recordaré que, como en el anuncio de Vodafone, «yo no soy la protagonista»,
«Necesitamos dos años para aprender a hablar y setenta para aprender a callarnos» .
Elegir el silencio sabiendo que es la mejor opción en conversaciones convencido de ello es algo que nadie nos enseña y cuesta mucho aprender, pero te hace libre.
Muchas gracias por tu aportación. Pensaré en ello, en silencio 🙂
Un saludo
Hola Paz
Cuando el silencio se hace presente, la creatividad puede florecer. Del silencio emerge, con toda su grandeza, lo mejor de uno mismo. A veces, incluso nos asusta, porque no estamos acostumbrados a escucharlo.
Por eso, creo que mostrar que se puede ser y estar en el silencio es la tarea más importante y más difícil que tenemos quienes acompañamos a otro ser humano en la búsqueda de sí mismo.
Un abrazo
Gracias José por enriquecer mi post con tus comentarios.
Un abrazo