Por las buenas ideas y la verdadera innovación, que necesita la interacción humana, conflicto, discusión, debate. Margaret Heffernan
Te confieso que he odiado los conflictos, que he tratado de huir de las situaciones de tensión, que me considero una pésima negociadora y que a lo largo de mi vida he tratado de evitar a esas personas que, desde mi punto de vista, parecían disfrutar con el enfrentamiento. Pero eso ha cambiado. No puedo decir que me gusten las disputas, sigo siendo de naturaleza pacífica pero, a día de hoy, entiendo el conflicto como parte del proceso de mejora de las organizaciones.
Es habitual que el conflicto aparezca en los procesos de cambio. Por este motivo me parece importante vivirlo como un medio para la búsqueda de soluciones creativas y enfrentarme a él con confianza y paciencia, entendiéndolo como el principio de un proceso y nunca como un obstáculo que pone fin a la innovación.
Probablemente la sociedad, la familia y el sistema educativo nos han acostumbrado a ser dóciles y obedientes pero, en el siglo XXI, saber gestionar el cambio, así como tener la habilidad de hacer del conflicto un dialogo constructivo, son competencias cruciales para superar con éxito el momento actual.
He observado que uno de los problemas que impiden que pasemos del enfrentamiento infructuoso a la conversación vehemente y fructífera es dónde fijamos nuestra atención en situaciones de conflicto.
Trataré de explicarme con un ejemplo sencillo. Si pregunto a un grupo de personas qué hay en la foto, algunas me dirán algo parecido a que son letras diferentes, creadas con distintos números, y otras que son vocales, creadas a partir de números.
Las personas que contestan que se trata de diferentes letras creadas por diferentes números, son las que han fijado su atención en los aspectos que diferencian los objetos. Por el contrario, las que han contestado que se trata de vocales creadas por números, están fijando la atención en los criterios que tienen en común los objetos de la foto.
Si en un grupo nos encontramos con personas que fijan su atención en los matices que les separan es muy probable que salten chispas y que parezca que es imposible llegar a acuerdos. Por el contrario, si se trata de personas que fijan su atención en lo que las une y pasan por alto lo que las separa, es posible que no sientan la necesidad de ser creativos y se conformen con acuerdos de mínimos.
Tener personas que sean buenas detectando matices que evidencian lo que nos separa aporta información y amplía el área de mejora. A su vez, tener personas hábiles encontrando puntos de unión ayuda a ir construyendo acuerdos que buscan el ganar- ganar y mantienen la conversación en tono constructivo.
Ayudar a que las personas tomen conciencia de lo que las une y de lo que las separa en un conflicto es una forma de aportar claridad y contribuye a la búsqueda de soluciones creativas. En ocasiones, si observamos que en el grupo no hay la suficiente diversidad como para que surja la información de manera espontánea, también la podemos obtenerla por medio de dos sencillas preguntas:
- ¿En qué aspectos tenéis diferentes puntos de vista?
- ¿Qué criterios compartimos todos?
Sabemos que la inteligencia colectiva y la diversidad pueden ir vinculadas al conflicto pero también sabemos que el conflicto puede ser un gran aliado para resolver problemas complejos.
Paz, me ha parecido una entrada súper interesante. Suele ser cuando hay conflicto cuando se abren las brechas por las que fluye la creatividad y por tanto la innovación. Me quedo especialmente con la unión de la inteligencia colectiva con la diversidad como desencadenante de la resolución compleja.
Enhorabuena por el análisis! Un beso muy fuerte!
Gracias Antonio,
Sí, y el estado emocional, «el cómo vivimos» las personas el conflicto, juega un papel fundamental para que creatividad fluya.
Un beso Antonio y enhorabuena por todo ese trabajo, bien hecho, que estás haciendo!
Paz, creo que en la gestión del conflicto conviven los dos posiciones según el momento. Primero tenemos que descomponer lo que nos produce picor para ver qué es lo que nos separa y luego intentar juntarlo todo de nuevo de manera creativa/constructiva,..para intentar hacer emerger algo que nos satisfaga mínimamente a las partes (siendo realistas).
Estoy pensando por ejemplo en el aprendizaje de algo nuevo que no deja de ser una forma de conflicto (interno o organizacional) por ejemplo.
Claro que sí Álvaro, las dos posiciones conviven y eso es lo bueno.
Yo prefiero intentar acuerdos que satisfagan totalmente a las partes, siendo realista como muy bien dices en ocasiones no es posible, pero por lo menos se intenta.
Me encanta el ejemplo que pones, no cabe duda, que el aprendizaje significativo es una forma de conflicto.
Un abrazo!