“OPTIMA12 exige un cambio de paradigma y entender que, en la era del conocimiento, cualquier planteamiento serio y riguroso de mejora de la productividad debe trascender la organización y gravitar alrededor de las personas que la forman, porque la era del conocimiento es la era de la productividad centrada en las personas” JM Bolívar
El pasado 22 de octubre estuve en BERTOMEU ELECTRICITAT, en Valencia, facilitando junto con José Miguel Bolívar un taller de OPTIMA12® (la metodología de productividad colectiva centrada en las personas).
Estuvimos trabajando en el plano «Personas», facilitando la mejora de la definición y gestión de los compromisos de trabajo entre las personas de esta empresa.
Para mí, la jornada de trabajo fue una experiencia muy agradable, los cinco participantes demostraron ser personas con ganas de hacer las cosas bien, personas implicadas en su trabajo, con voluntad de seguir mejorando, decididos a superar las dificultades del día a día y con un deseo sincero por llevar a cabo cambios reales en su organización que supongan mejoras a corto y a largo plazo. Me parecieron trabajadores, creativos, muy críticos y también muy simpáticos.
El día empezó con un “almuerzo valenciano” y fue transcurriendo según el plan establecido. Cuando estábamos concluyendo, durante el wrap up, uno de los participantes dijo que lo que más le había gustado era que de ahora en adelante quedaba claro cuáles eran sus responsabilidades y contribuciones concretas y también las de las demás personas. Esto me recordó un video de Dan Ariely, en el que nos ofrece el resultado de algunos experimentos que nos dan pistas sobre qué nos hace sentir bien en nuestro trabajo.
El video es fantástico y os recomiendo que lo veáis completo pero, en esta ocasión, lo relevante es la parte en la que uno de los experimentos demuestra que «ignorar el desempeño de las personas es casi tan malo como triturar sus esfuerzos frente a sus narices» y que «mirar algo que alguien ha hecho, examinarlo y decir ajá, ajá», parece ser suficiente para incrementar radicalmente la motivación de la gente».
La idea es muy simple pero al mismo tiempo decisiva. A las personas nos motiva que se reconozcan nuestras contribuciones y cuando lo que hacemos pasa inadvertido, o es ignorado, disminuye nuestra motivación.
Dan Ariely, en línea con los estudios que recoge Daniel Pink en Drive, demuestra una vez más que la motivación y las recompensas económicas no son lo mismo. Aunque es imprescindible una retribución justa por nuestro trabajo, todos conocemos ejemplos que evidencian que la motivación tiene que ver con los retos, con los desafíos, con trabajar con un propósito, con el reconocimiento y con la maestría.
La mayoría de nosotros queremos hacer bien nuestro trabajo. Somos además los que mejor estamos preparados para mejorarlo y estamos dispuestos a innovar en él pero si nuestro trabajo pasa inadvertido, es ignorado o, peor aún, sirve para que otros se pongan “las medallas”, probablemente preferiremos tomar una actitud pasiva frente al reto que supone introducir cambios significativos en él.
A día de hoy, sabemos que la motivación influye en la productividad, que la productividad tiene que ver con tener claro el mapa de nuestros compromisos y sabemos también que la motivación depende, entre otras cosas, de que se reconozca el desempeño de las personas.
Como integrante de BERTOMEU ELECTRICITAT y participante del taller, he de decir que resultó una experiencia muy satisfactoria de la que creo que la organización salió más reforzada y más motivada y con un objetivo común bien definido. Muchas gracias a Jose Miguel y a Paz por compartir esa jornada con nosotros.
Gracias Ana 🙂