«Si tú estás tratando con dos personas de la misma forma, por lo menos a una la estás tratando mal.» Milton Erickson
Siempre tengo muy presente esta frase cuando estoy preparando mis sesiones de coaching. Pertenece a Milton Erickson, médico e hipnoterapeuta estadounidense y una de las principales influencias de la programación NeuroLingüística (PNL).
De Milton Erickson se ha dicho que era una persona sagaz, imaginativa, original y creativa.
Un hombre asombroso, que entendía la flexibilidad como estrategia para conectar con la singularidad y la individualidad de cada persona.
Erickson distinguía entre la intención o propósito de una conducta y la conducta en sí y suponía que había una intención positiva detrás de cada conducta.
A mí, descubrir la intención positiva de mis actos, me aporta auto-conocimiento.
Tener presente la intención positiva en la conducta de los demás ayuda a una comunicacional más fluida y mucho más productiva.
¿Crees que toda conducta tiene como objetivo conseguir algún beneficio?
¿Te has parado a pensar en la intención positiva de las conductas que no te gustan de ti mismo?
¿Puedes satisfacer esa intención positiva de alguna otra forma y así poder cambiar la conducta?
¿Qué cambia cuando entiendes la intención positiva de las conductas de las personas con las que te relacionas?
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